Diferentes grupos dancísticos del país se reunieron con la Asambleísta por Pichincha Rocio Guanoluisa, plantearon sus propuestas para la reforma a la Ley Orgánica De Cultura, la legisladora expresó que el trabajo que se realiza en estas mesas técnicas, no solo beneficiara a los diferentes sectores culturales, sino a todo el país.
El Maestro Jorge Llumiquinga habló sobre los procesos de gestión, donde destacó la elaboración de planes y programas para producción, circulación y difusión de obras, promoviendo el diálogo intercultural, con el fin de la creación de nuevos públicos para sostener el consumo del arte, generando un consumo sostenible que permita educar, además de tener una relación de sensibilidad con la sociedad
Por su parte, El Director de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay Martin Sánchez indicó que la actividad cultural debe ser sustentable “es aquí donde la ley tiene que generar oportunidades” Puntualizó que se tiene que definir al trabajador de la cultura como un actor permanente, con todos sus derechos laborales, además criticó que la ley sea centralista, ya que existe una inequidad en la distribución de los recursos.
También, El Maestro Juan Carlos Huaraca manifestó que se necesita resolver la falta de espacios para el desarrollo de la danza, el problema persiste incluso cuando se ha creado la Universidad de las Artes y una carrera dancística, de igual manera puntualizó que existe inequidad territorial, debido a que en las grandes ciudades hay una mayor presencia de carreras artísticas, mientras que en otras provincias del país es nula o muy poca la oferta académica de este tipo de carreras.
La Maestra María Luisa Gonzales recalcó que la danza, no debe estar contenida en las industrias culturales, explica que en esta teoría y visión, se prioriza el sentido de mercancía o producto y su reproducción masiva en las lógicas del mercado, en consecuencia la danza antes de convertirse en mercancía o producto debe ser tratada como una actividad única, irrepetible, vivencial, de comunicación directa y desarrollo de las nuevas sensibilidades, por lo que propone que en la redacción se incluya; emprendimientos, industrias culturales y otras formas de relacionamiento social, artístico-cultural, dejando abierta una puerta de participación colectiva, solidaria y comunitaria.
