“No podemos ir diciendo por la vida que creemos en la paz, cuando hoy día que nos toca actuar, no actuamos”. Aquí el tema no pasa por si tenemos o no ese tipo de armamento, sino por una convicción conceptual por parte del Estado, que plasmada en la Constitución se traduce en un aspecto específico: la ratificación del tratado, insistió.
A la par de este trascendental asunto, el Ministerio está trabajando en un proyecto de Código Orgánico Penal para sancionar severamente la utilización de armas prohibidas por el derecho internacional humanitario: veneno o armas venenosas, gases asfixiantes, armas biológicas-bacteriológicas o tóxicas, minas antipersonales, minas en racimo, armas láser, entre otras, así como ha intensificado la política de eliminar todos los permisos para portar armas.
Objetivo regional
Entre tanto, Gualdemar Jiménez, vocero del Servicio Paz y Justicia, resaltó que en Reunión Regional de las Américas respecto de las Municiones en Racimo, que tuvo como anfitrión del proceso a Ecuador, se resolvió declarar a América Latina libre de tales armamentos, por respecto a la comunidad que es la más afectada cuando hay conflictos bélicos.
Argumentó que dichas municiones lo que hacen es dispersar pequeñas bombas en espacios muy extensos de territorio, que en muchos de los casos no explotan y pasan a ser una especie de minas personales, que al final constituyen un permanente riesgo para la sociedad civil, especialmente niños y mujeres
Territorio de paz
De su parte, Luis Ángel Saavedra, representante de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inreddh), comentó que Ecuador se ha constituido en un referente mundial por haber establecido en su Constitución la prohibición de tropas extranjeras en su suelo y en razón de la Base de Manta, por lo que la ratificación de la referida Convención fortalecería el concepto de que somos un territorio de paz.
MG